03 Ago La industria y su Responsabilidad Social Corporativa
La RSC, o Responsabilidad Social Corporativa, es un enfoque empresarial que busca integrar ciertas consideraciones sociales, ambientales y éticas en las operaciones o estrategias de una empresa. Aunque todas las organizaciones, sea cual sea su ámbito de actuación o producto o servicio que desarrolle, deben contar con un plan perfectamente definido, la industria tiene la obligación moral de desarrollar una RSC mucho más sensible con el medio ambiente, las comunidades locales y los grupos de interés relacionados. Esto, debido a su mayor contaminación mediante los procesos industriales, que abarcan una infinidad de supuestos. Ante la incapacidad de abordar, de forma pormenorizada, cada uno de ellos, repasamos las áreas clave de la RSC en las empresas industriales.
La evolución de estas estrategias ha permitido destacar algunos aspectos clave que las empresas deben considerar para generar y mantener un impacto positivo en todos los aspectos. En primer lugar, las entidades cobran especial protagonismo en el cambio climático, un desafío global urgente. Asumir la responsabilidad de reducir emisiones es una de las capacidades que una RSC puede generar en el seno de una empresa y en sus procesos productivos, según el caso. Gestionar los recursos y promover la transición hacia una economía baja en carbono mediante la implementación de energías renovables, en materia de eficiencia energética y conservación de los recursos naturales son algunas de las alternativas. Actualmente hay regulaciones locales, nacionales e internacionales que determinan la previsión en esta materia en el medio plazo. Sin embargo, siempre se pueden tomar decisiones que mejoren o acorten los tiempos establecidos normativamente. Y, aunque la protección del medio ambiente y la consecución de acuerdos que defiendan la sostenibilidad ambiental, no es la única pata de un buen plan de RSC.
La empresa puede avanzar en su implantación local mediante la participación y el compromiso con la comunidad. Esto implica colaborar con organizaciones sin ánimo de lucro del entorno, apoyar proyectos sociales o contribuir al desarrollo local mediante la educación, la oportunidad laboral o prestando atención a las necesidades de la comunidad. Además, la ética empresarial debe mantenerse en la cima del plan de gobernanza, basando sus decisiones en principios de integridad, transparencia y responsabilidad. Combatir la corrupción o promover prácticas comerciales justas pueden formar parte de una estrategia avanzada en RSC. Sus organizaciones pueden contar con entornos de trabajo inclusivos y equitativos, fomentando la diversidad de género, etnia o edad, garantizando, de esta manera, la igualdad de oportunidades para todos los empleados, promoviendo, de igual manera, políticas efectivas de contratación, programas de capacitación y desarrollo profesional o medidas que generen una cultura empresarial basada en la diversidad, respetando y promoviendo los derechos humanos tanto en su trato personal como corporativo, mediante condiciones laborales justas y seguras, respetando la libertad de asociación y negociación colectiva, además de mejorando, en lo posible, las condiciones laborales de todos sus empleados, protegiendo sus derechos y los de los consumidores o clientes finales. Un plan estratégico que certifique la calidad moral, ética y de responsabilidad que la empresa proyecta, después, en sus productos o servicios.
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